1) Alguna vez le preguntaron a Quentin Tarantino qué películas le
hubiese gustado dirigir de las estrenadas entre los años 1992 y 2009. En una
lista repleta de nombres orientales y ciertos referentes del cine
norteamericano, mencionó Rebeldes y
Confundidos, de Richard Linklater. La película, ambientada a mediados de
los 70, cuenta el último verano antes de ir a la Universidad de un grupo de
jóvenes, una maravillosa oda a la amistad, el porro y el rock. Tarantino dijo
que si uno la miraba cada tres o cuatro años los personajes se convertían en
tus amigos.
2) Que Tarantino (paladín del cine violento) reconozca el encanto de
las películas de Richard Linklater (paladín del cine sentimental) me pareció un
altísimo gesto ético. Un poco como cuando Borges elogiaba la poesía de Martínez
Estrada o Riquelme y Ramón Díaz se tiraban flores antes de los clásicos.
3) Linklater es un director de culto (dirigió Slacker, hito del cine under noventoso) pero, tal vez por mantener
un pie en el cine comercial, no le demanda mucho a los espectadores. No es como
Jarmusch y David Lynch, de los que sentimos la necesidad de ver todas sus
películas porque creemos que estamos ante obras de arte tan grandiosas que sólo
se puede entender en su totalidad y no fragmentariamente. Linklater hace
películas grandiosas pero las esconde detrás de comedias románticas y películas
sobre adolescentes que se preparan para la vida adulta.
4) Linklater debe ser el tipo al que mejor le sale ser genuino. Como
le sucede a Tarantino, en las mejores películas de Linklater es normal que los
personajes traspasen la pantalla.
5) Boyhood, su última
película, fue filmada durante doce años (39 días de rodaje desde el 2002 hasta
el 2013). Los actores principales (y varios de los secundarios) son los mismos.
Básicamente es el recorrido de un niño, de la infancia hasta la incipiente
adultez, con todos los problemas que tiene en el medio. El padre es
interpretado por Ethan Hawke y el papel de la madre lo hace Patricia Arquette.
Las dos actuaciones son muy buenas, igual que la de Ellar Coltrane (el hijo,
Mason). Lo que más llama la atención es el modo en que van cambiando a través
de los años y lo incómodo que debe ser que millones de espectadores lo vean
alrededor del mundo. En una escena Mason critica facebook y el modo de vida
actual, donde las pantallas son espejos permanentes de nuestras vidas privadas.
La paradoja es crucial dicha desde la boca de un actor que pasó toda su vida
frente a una pantalla.
6) Hay una apuesta política en el trabajo de Linklater y no me refiero
a sus expresiones explícitas sobre funcionarios yanquis o temas candentes
(Bush, Obama, guerras), sino al hecho de que en pleno auge de lo inmediato, el
tipo se haya tomado doce años para hacer una película. Y lo mejor de todo es
que le salió bien. A veces muchos artistas tienen intenciones admirables y
estrategias sofisticadas pero les salen cagadas sin nombre. A Linklater le
salió una película con la que uno puede llorar, cagarse de risa y hasta ser
indiferente, porque dura tanto que en determinado punto más que viéndola,
estamos conviviendo con Boyhood. Funciona
más como una serie de secuencias que como una obra. No porque no sea una obra
sino porque de ese modo permite eludir ciertas interpretaciones solemnes sobre el
paso del tiempo y clichés de ese tipo.
7) Se nota que Linklater es alguien que tiene muchas ideas. Sus
películas suelen estar sostenidas principalmente por los diálogos, que en
algunos casos toman la forma de pequeños ensayos sobre la sociedad y el ser
humano. De hecho Despertando a la vida,
una de sus películas más famosas, es una serie de conversaciones filosóficas. Boyhood mantiene ese tono casual en el que
una charla cualquiera puede convertirse en un conjunto de teorías, información
asombrosa o declaraciones de principios. Esta tendencia a veces puede pasarse
de rosca y en muchas ocasiones termina en excesos de cursilería o discurso
progre. Los personajes de Linklater (y él por asociación) a veces parecen
estudiantes de Filosofía de primer año, de esos que todo el tiempo quieren
discutir amablemente y decir en voz alta su insoportable y aburrido punto de
vista. Pero todo ese componente emotivo y ñoño Linklater lo equilibra con su
oído absoluto para plasmar diálogos más secos y coloquiales, generalmente a
cargo de sus personajes jóvenes. Los diálogos entre Mason y sus amigos son
imperdibles.
8) En los últimos años, Sebastián Ortega hizo Graduados y Viudas e hijas
del Rock And roll, comedias costumbristas cuyo trasfondo es la cultura
rockera. Para remarcar ese eje temático invitó un par de veces a algunas súper
estrellas para que actuaran haciendo de sí mismas. Linklater también ama el
rock pero hace algo mucho más arriesgado: pone a sus personajes a discutir
sobre rock. A mí me encantaría una comedia argentina en la que los personajes
discutieran sobre cuál volumen de Pappo's Blues es el mejor. En Boyhood hay una escena muy linda en la
que el padre le regala a su hijo un compilado en el que reunió las carreras
solistas de los cuatro beatles. La película, además, es un paseo por el rock de
la última década. A Linklater le interesa todo tan poco que empieza con un tema
de Coldplay.
6 comentarios:
Admiro a Linklater pero debo decir que Boyhood me dejó un poco frío. Por momentos el escaso interés en narrar algo más que no sea el paso del tiempo me exasperó. Ojo que la peli tiene muchos hallazgos y grandes escenas sueltas pero como un todo no me cerró.
Saludos,
Polkiani.
School of rock es para mí la mejor película sobre rock lejos. Exalta lo maravilloso del rock sin vender giladas a nadie.
Che a mi me encanto la peli, y remarco varios puntos de los expuestos por IlCorvino, pero le daría más bola a la banda de sonido me parece que lo realizado es excelente. Otra cosa para que Trantino este contento de Linklater.
¡Hola! Soy una nueva lectora de tu blog. Me encantaron tus comentarios sobre la película, la vi ayer y me parecen muy acertados. ¡Saludos!
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