miércoles, 30 de septiembre de 2009

Apuntes arbitrarios sobre Clics Modernos

Una de las postales más sofisticadas de la democracia circa 1983 muestra a Charly García fuera de foco, sentado en el piso de una calle neoyorquina. La simbología es tan poderosa que resulta difícil explicar por qué funciona a tantos niveles. En la pared se lee el nombre de una banda new wave de la época (prácticamente desconocida): “Modern Clix”. Hasta allí, García pensaba titular el disco “Nuevos trapos”. El dato semántico, entonces, advierte que ya estaba latente un concepto de diferenciación con lo anterior (se haga referencia tanto a la “música progresiva” como al "proceso”). “Nuevo”, “modernidad”, en un acercamiento superficial, se confunden en su significado. A través de una traducción instantánea, Charly resignifica el graffiti e inventa una expresión de reminiscencias contextuales que puede ser interpretado de diversas formas: Clics Modernos. ¿Qué es exactamente un “clic”? Hay muchas definiciones. En la red se habla, por ejemplo, de onomatopeyas que refieren a ciertos sonidos mecánicos (como los golpes de la máquina de ritmo que se oye en la mayoría de las canciones). De antemano se podría pensar que hay términos más afines como “click” (utilizado como parteaguas que divide dos etapas) o “clip” (en su enlace con el video, en boga a principios de los 80’). Finalmente se puede sobrentender que los “clics modernos” son los nueve temas que conforman el disco, diapositivas musicales que proyectan diferentes cuadros de situación. La dinámica rítmica y el texto cercano a la crónica de “No soy un extraño” son paradigmáticos en este aspecto:

Acabo de llegar,
no soy un extraño
conozco esta ciudad
no es como en los diarios,
desde allá.
Dos tipos en un bar,
se toman las manos.
Prenden un grabador
y bailan un tango,
de verdad.

Varias canciones parecen captar el espíritu de su tiempo (el tan mentado zeitgeist). Desde la ambigüedad idiomática del título (poco tiempo después de que a raíz de la guerra de las Malvinas se prohibiera pasar música en inglés) se proyecta otra perspectiva. Diez años separan la edición del disco de Artaud, la obra maestra de Spinetta, que a través de su tapa deforme generaba la misma incomodidad. Discos que no se dejan asir en la inmediatez y requieren nuevos mecanismos de recepción para el oyente. Por otro lado, increíblemente, la fotografía de tapa devuelve la imagen de un Charly atemporal. Más cercano al performer de la década del 90’ que al hippie setentista. El corte de pelo aquí cumple una función específica. En “Dos cero uno (transas)” ironiza sobre su supuesta falta de principios:

Él se cansó de andar haciendo canciones de protesta
Y se vendió a Fiorucci.
Él se cansó de andar haciendo apuestas
Y se puso a estudiar.
Un día se cortará el pelo
No creo que pueda dejar de fumar


El cabello corto, por ridículo que parezca, es otro factor de desestabilización para los fans: pensemos que un año atrás, en 1982, todavía existía Serú Girán, grupo en el cual el músico cultivaba una estética que derivaba generalmente del hippismo. Completa la fotografía una estampa ominosa, homologada usualmente (incluso por el mismo Charly) a la figura de los desaparecidos. Se trata de una sombra que parece representar a un hombre apoyado contra el muro (se divisan, por lo menos, una cabeza, dos piernas y una mano arqueada). O quizás simplemente fue una mancha amorfa a la que alguien le añadió una cara (sonriente) y un corazón blanco. Fascina pensar que una mano anónima de New York hizo historia en el rock de un país remoto. Si eso no es arte pop, ¿el arte pop dónde está? La impresión que se genera es que de haber sido hecho deliberadamente no habría salido tan bien. El germen de la espontaneidad y el azar sobrevuela el disco. Según ha explicado García, “Los dinosaurios” (tal vez el tema más emblemático, mas no el mejor) no nació directamente como un tema de denuncia a la represión sistemática del gobierno de facto: “Juro que cuando la escribí no pensé en los militares (…) La letra tenía más que ver con el sentimiento de ausencia que se produce en uno cuando pierde algo, desde un amor hasta el cepillo de dientes” (Rolling Stone, marzo 2002). En concreto, es casi imposible separar la canción de la temática del genocidio, pero con un esfuerzo de abstracción se puede llegar a verificar un efecto de polisemia en el que el agente siniestro de la desaparición se traslada del campo público a la vida privada. Lo mismo sucede con la ya mencionada “Nuevos trapos”. En principio el texto parece reflexionar sobre una relación amorosa (motivo constante en la obra de Charly). La primera persona interpela a una probable pareja/amante/ex:

Daría cualquier cosa por amor
daría cualquier cosa por poderte dar un poco más
más de lo que puedo dar.
Pero a la vez quiero decirte que
te encargues de tu vida
porque yo no soy mejor que vos
vos no sos mejor que yo.

Pero luego el discurso se desdobla en lo que puede ser una clara alusión a la dictadura:

Habiendo compartido aquel terror
habiendo convivido en esta desolación total
ya no es necesario más


El hit “Nos siguen pegando abajo” (Pecado mortal) o la descomunal “Plateado sobre plateado (Huellas sobre el mar) son más explícitas en esta cuestión. En su imperdible decálogo para componer canciones (“Para hacer un tema como “Promesas sobre el bidet” hace falta una brasilera divina y un bidet. Y son cosas que no están al alcance de todos”, explica, haciendo referencia al segundo tema de Piano Bar y a Zoca, el que muchos califican como su gran amor y llegó a trabajar de moza en una pizzería en pleno estrellato de su pareja) García echa mano a un aforismo que atribuye a Zappa: “La necesidad es la madre de la invención”. Desde este punto de vista puede entenderse la inclusión de la célebre batería electrónica, aquella que la daría a los temas un aire decididamente futurista (en el sentido que le otorga el fascista Marinetti, como forma de representación de la tecnología, la velocidad y la exaltación de las máquinas): “Yo necesitaba un baterista y me encantaba el de Jan Hammer; lo probé y no me rindió (…) no me quedó otra que poner una batería electrónica TR 808 y grabamos “Nos siguen pegando abajo”, y se armó” (Rolling Stone, abril 2007). Cierra la obra “Ojos de videotape”, una canción hermosa, sustentada en la melodía que García elabora con el piano. La mencionada TR 808 actúa como contrapunto sonoro (de no estar podría haber parecido propia de Serú Girán) y le añade esa sensación de frialdad matemática tan típica de la contemporaneidad. Sumada la densidad de la letra, la combinación es mortal. La capacidad para transmitir sensaciones fácilmente asimiladas por el oyente sin caer en golpes bajos o reduccionismos es una de las virtudes clásicas de García. Desde Sui Generis a Kill Gil. Se trata de un tema perfecto. Tanto para despedir un disco como un amor o un texto de apuntes arbitrarios.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Breve apunte sobre Cristina

El sábado 19 de septiembre, en su columna semanal de ostentación de lecturas (consistente en concentrar en el mínimo de espacio el máximo de citas; esta vez, afortunadamente, el alarde cultural se remitió al título de corte lacaniano: “El falo”), Jorge Fontevecchia rememora una supuesta conversación entre el ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández y la presidenta:

Dicen que cuando Cristina Kirchner asumió y Alberto Fernández le explicó que había que consultar ciertas decisiones con Magnetto, ella respondió que no había llegado a presidenta para tener que consultar con otro hombre: “Si no consulto al rey de España, menos consultaré al CEO de una empresa.

Esta anécdota (en la que el carácter de la presidenta se advierte, por lo menos, rígido y ajeno a cualquier manipulación de terceros) confronta con la imagen de debilidad que construyeron los medios (incluido Perfil con su tapa en pleno conflicto con el campo: “¡La presidenta soy yo, carajo!”) al instalar metáforas referenciales de gran impacto: desde el “doble comando” hasta la presencia ominosa del “ex presidente en funciones”, latiguillo que repite Nelson Castro con envidiable persistencia y la convicción de estar elaborando un análisis magistral con algún sentido de denuncia. A esto habría que añadir el silenciamiento general de la prensa sobre sus actividades, provocando así la peligrosa sobrecarga de cadena nacional (1). Es interesante repasar la galería de fotos del sitio web de Presidencia de la Nación para advertir la cantidad de sucesos que no aparecen en los medios. Establecida esta dinámica de ataque permanente a la investidura presidencial, cada acto de Cristina es descalificado en forma permanente. Es claro que en muchas ocasiones sus contribuciones son negativas (el paralelismo entre los goles y los desaparecidos pasará a la historia universal de la infamia), la cuestión es que parece no importar lo que diga o haga: se deduce, con anterioridad, que está mal y que roza el ridículo. Pepe Eliaschev (profesional de una seriedad notable si se presta atención al rostro con el que emerge en sus fotografías) es ejemplar en este aspecto (y en otros también, pero por ahora limitémonos a éste). Una de las críticas favoritas del periodista (víctima de una censura notable pero con la capacidad suficiente para participar del programa “Le doy mi palabra” y escribir en los diarios Perfil y Popular, entre otros) es que Cristina se dedica a decir idioteces en asambleas o foros internacionales a los que es invitada a regañadientes (G-20) y en los que su presencia no es advertida por nadie. Los ejemplos son múltiples; un fragmento de “La cañonera y el helicóptero” es paradigmático:

Aún se recuerda cuando, acompañando como primera dama a Kirchner en un viaje a las Naciones Unidas, Cristina usó el Tango 01 para volar a Washington desde Nueva York, donde la entonces senadora Hillary Clinton aceptó recibirla un rato. Cristina, que sólo era legisladora, fue y volvió con el avión oficial del Presidente en un tramo ridículamente corto para usar ese aparato, y con absoluta naturalidad.

La fuerte crítica a Mahmoud Ahmadinejad en el discurso de la ONU del día de ayer pone en jaque una vez más la aparente ineptitud de Cristina para tomar decisiones: uno de los pecados que la inteligentzia periodística argentina (tren fantasma integrado, por supuesto, por el inefable Pepe, que seguramente tomará estas declaraciones como tardías o sobreactuadas) le endilgaba era no condenar al negador del Holocausto por su vínculo con Hugo Chávez. Por lo pronto, Clarín se apresuró en aclarar la monotonía del reclamo a través de un título sugerente: Los Kirchner en la ONU, siete años con los mismos reclamos. Se desactiva así la consideración puntual sobre lo dicho, marcando la intervención de Cristina como redundante e impersonal (en tanto ya fue elaborada por su antecesor). La conclusión es evidente: en una sociedad patriarcal (que en este caso agrega al prejuicio de índole sexual, el ideológico) es más fácil creer que una presidenta se equivoca porque es una inútil manejada por su ex marido o el presidente de Venezuela o Magoya, que entender que es la única responsable de sus defectos y virtudes.

(1): Tanto o más que asesinar personas, robar niños o torturar, hacer uso de la cadena nacional es característica inequívoca de regímenes dictatoriales.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Algunos apuntes sobre El cuarteto de Nos y Bipolar, su último disco

Reconocido en la Argentina recién a mediados de esta década en medio del aluvión de bandas uruguayas, el Cuarteto de Nos puede provocar serios malentendidos. En primer lugar, poco o nada tiene que ver su estética artística con grupos insufribles como La Vela Puerca. Este último puede relacionarse con la vertiente demagógica del rock actual (representada aquí en Callejeros, Las pastillas del Abuelo o Pier), que en vías de lograr una conexión con el oyente se transforman en máquinas de hacer estribillos para cantar en estadios de fútbol haciendo de la pertenencia a un grupo determinado un fundamentalismo inviolable construido en base a repetitivas referencias a la marihuana, la calle y cierto sentido trágico de la existencia (sólo apto para niños de 12 años). Otro equívoco para el oyente argentino distraído sería asimilarlos a la Bersuit Vergarabat, porque las dos bandas hacen uso de la escatología como recurso lírico y no se ajustan a determinados géneros musicales (exceden el formato rock). Más allá del gusto subjetivo de cada uno, hay una diferencia sustancial entre las dos bandas: la corrección política. Los de Cordera pueden hacer del exceso y la promiscuidad una filosofía de vida (“O vas a misa, o vas a mi salame”, implora el calambur subversivo de neto corte sexual de uno de sus temas; “Enterrando tu batata tour” se llamó una de sus giras), pero también atosigar (aún más) con reflexiones sobre el ser nacional (La argentinidad al palo) o el destino aciago del Planeta Tierra (“Te agradezco aunque me voy/ avergonzado por ser parte de la especie/ que hoy te viola en un patético festín”, conmovía uno de sus hits, en un intento denodado por sonar más solemnes que Ernesto Sabato). Los uruguayos son todo lo contrario. Incluso, al revés de Cordera, son uruguayos de verdad. Es cierto: luego del Cepo K y los spots publicitarios de TN, cuesta recordar que hubo tiempos en que las cosas nos podían sorprender. El Cuarteto de Nos era una de ellas. Durante mucho tiempo (su primer disco es de 1984) fueron una banda de culto, apreciada especialmente por periodistas de rock (esa raza infame) y dejada de lado por las grandes masas. En 1994 tuvieron un éxito imprevisto con Otra navidad en las trincheras, un disco que contaba con una versión oriental de “Please Mister Postman” titulada “Bo Cartero” y “Me agarré el pitito con el cierre”, una historia digna de Zappa. Barranca abajo (1995), su siguiente álbum, de título premonitorio, fue un fracaso y con “El día que Artigas se emborrachó” (El tren bala, 1996) lograron un suceso inesperado: ser censurados en plena democracia. Como cualquier manifestación artística que tenga como objetivo provocar la risa a través de recursos extremos, El Cuarteto de Nos siempre está corriendo el riesgo de quedar en off-side. Tienen canciones malísimas y no todos sus discos son buenos, pero cuando aciertan se desmarcan del ensombrecido panorama del rock aportando una perspectiva original. Algunos ejemplos que los favorecen son la genial “No somos latinos” (“No nos jodan más/ No somos latinos/ Yo me crié acá en la Suiza del Sur”), el cuento infantil repleto de sordidez “La pequeña Leti” (“La pequeña Leti tiene cáncer de pulmón/ y el doctor Fagundez dice que lo provocó/ el humo del cigarro de un fotógrafo cruel/ que le sacaba fotos porno y las ponía en internet”), “La guerra de Gardel” (una distopía rioplatense que, gracias a Mujica y las papeleras, puede cumplirse en cualquier momento) o el panfleto anti-ecológico “Maten las ballenas (Arrastren a Willy)”. A partir del año 2004, con la colaboración del productor estrella Juan Campodónico en un disco recopilatorio, mejoran su sonido en forma ostensible (acercándose, eso sí, en sus peores momentos, a ese registro pasteurizado denominado “Santaolalla” y que se encuentra en chistes malos como Molotov pero también en grandes bandas como Café Tacuba), llegando a un público más amplio y ganándose el odio o el malestar de sus seguidores más rígidos. Pero esto último forma parte de otra historia (banda-de-culto-que-llega-a-la-masividad-y-es-acusada-de-venderse). La cuestión es que con la edición de Raro (2006) y la propagación de un par de hits (“Yendo a la casa de Damián” y “Ya no sé qué hacer conmigo”), el Cuarteto de Nos explotó. Y aunque sea para prejuiciosos como yo, es muy difícil acercarse y disfrutar de su música sin conocer el historial anti mainstream. “Si algo me entra a gustar/ Nunca está en el ranking, raiting, ni el top twenty/ Y si se vuelve popular/ A mi me aburre y ya no me interesa”, decía “Yo no quiero ser normal”, un tema premonitorio. Por eso esta pesada introducción. Hace pocos días se conoció el nuevo material, que se filtró en Internet a principios de año y coincidió con la partida de uno de sus integrantes fundacionales (Ricardo Musso), aparentemente contrariado por el rumbo comercial de la banda. Bipolar (así se llama el disco, igual que el inmediatamente olvidado de Migue García) parece profundizar el cambio de timón de Raro, combinando un rock pop power con fraseos pertenecientes al hip hop. Uno de los aspectos interesantes de las letras de la banda (que aturden de referencias culturales, desde Britney a Kurosawa, y trabajan con la rima fácil y los juegos de palabras) es que detrás de la parafernalia humorística asoma el rostro perverso de la sordidez. En esto se relacionan con otro trastornado de su país, Leo Masliah. El nihilismo de los uruguayos es mortal y los monólogos alocados que conforman sus canciones (verdaderas confesiones de una mente peligrosa) pueden confundirse con el relato bifurcado de un psicópata. La viñeta perfecta del trastorno preferencial de la posmodernidad que da título al disco (“En ocasiones contesto lo que siento/ pero de esos sentimientos enseguida me arrepiento/ Y entonces es cuando mis respuestas se apilan/y flotan en el viento como las de Dylan”), los ataques furibundos a los adoradores de la imagen de “Mírenme” o “Me amo” (aparecida por primera vez en Cortamambo), el testimonio de inconsistencia existencial a pesar de la sobreabundancia de estímulos de “Nada me da satisfacción” y el toque sixtie del riff de “Malherido” terminan por conformar un disco interesante. Parece que no, pero el Cuarteto de Nos es cosa seria.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Repaso alocado y multi-temático

Evidentemente la gratuidad de los partidos de fútbol llevada a cabo por el gobierno acabó con mi cultura. Hoy intenté resistir el influjo nacional y popular bajando la discografía remasterizada de los 4 de Liverpool pero lo único que conseguí fue prestarle atención durante media hora al bajo y la batería de “Taxman” sin discernir si me estaba cambiando la vida para siempre o los insignes ingenieros trabajaron 4 años en ¡subir el volumen! Igual siempre es hermoso escuchar de nuevo a los Beatles.

Pensé en escribir algo sobre el disco de Cerati pero no me produce nada. Es como esas mujeres que uno sabe que son muy lindas y deben oler muy bien pero no te mueven un pelo. El ejemplo perfecto es Valeria Mazza (o Nicole Kidman, pero no la nombro porque recibí muchas críticas exponiendo esta misma teoría en la vida cotidiana). No conozco a nadie que muera por Valeria Mazza, la mayoría, en una hipotética e imposible elección, prefiere a la panadera de la esquina.

De política tampoco hay mucho que escribir. La joda de Kirchner a Clarín (con 200 actores de reparto) me desalentó por completo. No es que tuviera esperanzas, pero hay cosas que son imperdonables. Muchos comienzan a sospechar que Kirchner no sería el gran genio maquiavélico que presumían. Claro, si de verdad se descerrajara los sesos elaborando maquinaciones conspirativas para destruir a sus detractores me saco el sombrero. Pero con este tipo, como diría Spinetta, “no agarramos vuelo ni con una turbina en cada mano”. Me recuerda a ese capítulo de los Simpsons en que Homero llega a liderar el Sindicato de la Planta gracias al “Plan dental/ Lisa necesita frenos/ Plan dental”. Haya sido él quien mandó a los sabuesos o le hayan creado la “pantomima” por atrás, es un imbécil.

Otro grave error de los K que en el debate sobre la Ley de Medios vuelve a resaltar es la capacidad nula de sus funcionarios (salvo algunas excepciones) para construir un discurso inteligente capaz de obturar los argumentos de los adversarios (en la mayoría de los casos interpretaciones tendenciosas sobre artículos del proyecto). No creo que se trate de un mero problema de comunicación, como se suele decir (la “gente” también habría estado en desacuerdo con las retenciones si hubiese sabido perfectamente de qué se trataban). Días pasados, el gris diputado Raúl Solanas (un tipo que en cámara se muestra tímido, dubitativo, miedoso) no pudo rebatir en forma adecuada ninguna de las idioteces que dijo Mirtha Legrand que llegó a calificar a la ley, en sus narices y con el aplomo de los que ignoran la duda (como es su costumbre), de “mordaza” y “fascista”. Otro gol en contra es Diana Conti, que con su habitual malhumor y su tono destemplado, termina personificando todo el imaginario kirchnerista (intolerancia, violencia, autoritarismo) que los medios han conseguido instalar como propio de todos sus representantes. Esto no sería grave si Conti contara con un dominio de la situación, pero en la mayoría de los casos suele saltarle la térmica con facilidad hasta el punto en que se desborda, arremetiendo con frases agresivas que no ayudan en nada.

Hace unas horas, en “Tres poderes”, un inentendible Claudio Morgado también quedó en off-side contra Fernando Iglesias. Estuvo excelente en TN marcando la parcialidad del zócalo, pero ahora en vez de explicar tomó agua (litros), en una distracción desnudó la ideología camaleónica de Gvirtz, un aliado del gobierno, y sin saber qué contestar terminó citando a Víctor Hugo Morales. El diputado de la Coalición Cívica tal vez sea uno de los personajes más soberbios de la oposición (supuestamente moderada aunque sus máximos representantes se metan en el “culo” sus candidaturas, le digan “vagos” a los maestros o comploten contra las medidas que fomenta el gobierno desde la misma vicepresidencia): cuando los demás exponen hace caras, se ríe, interrumpe, suspira. Al revés de lo que decía Phil Spector sobre Lennon (“conocerlo es amarlo”), verlo es detestarlo y, consecuencia de su habilidad para el discurso, siempre tiene a mano una frase hecha o un eslogan escandaloso que desarma la buena intención de quien lo enfrenta (Gustavo López lo contrarrestó bastante bien días pasados).

Además los opositores están echando mano a una estrategia invencible: reprocharle a los legisladores del gobierno sucesos que los exceden, por caso, el patrimonio de los K. Me pregunto si es su deber responder sobre la calidad de chorros de sus jefes (eso, en todo caso, lo deberá evaluar la Justicia) o sobre las políticas que instrumentan en el Parlamento.

Dije que no había nada que decir sobre política pero me fui al carajo y, ¡cuidado! (¿?) en cualquier momento abandono mi pseudo-apoyo crítico a los K y me hago un anti K recalcitrante. Lo de la Afip acabó con mi paciencia, fue demasiado: uno puede deplorar los abundantes hechos de corrupción y sostener ciertas medidas en un panorama desolador donde los únicos presidenciables son peores que los que están, pero ¿sostener la idiotez estratégica a punto tal de darle toda las condiciones a Clarín para que se victimice en cadena nacional? ¿Y tener que soportar a Van der Kooy y Blank (¡qué alterados están esos muchachos, “por dió”!, hasta en LLP se dieron cuenta) rasgarse las vestiduras? Ya no me arrepiento de votar a Sabbatella.

Ah, me quedó en el tintero blogger una de Nelson. Esto es casi como decir un “chiste de gallegos”. Es vieja pero funciona a muchos niveles. Dos jueves atrás, empieza “El juego limpio” con rostro circunspecto informando sobre una noticia que “inquieta”: Biscayart, el juez del caso Skanska, ha sido amenazado. A continuación, se pone en comunicación telefónica con la víctima. Mientras hablan, pasan imágenes de Julio De Vido. El efecto obvio es: peligra la vida de Biscayart amenazado por el gobierno para que no siga investigando. La amenaza consistió en una corona acompañada por un mensaje mortuorio (Q.D.E.P). La noticia olió automáticamente a una operación armada, pero Castro siguió firme en otorgarle gravedad al tema. En primer lugar, pregunta al juez si cree que la amenaza ha provenido de donde todos creen. El juez le contesta, impasible, que no sabe, que tiene ¡385 causas! Castro, aun preocupadísimo, le pregunta si es común este tipo de amenazas, lo hace, sin dudas, para que el juez responda que no, que eso nunca pasa, que sólo puede ocurrírsele a los dañinos K. El juez responde que sí, que a veces sucede. Ya desalentado, Castro continúa su clase de periodismo independiente para finalmente preguntar a Biscayart si alguien del gobierno se puso a su disposición durante el transcurso de la causa Skanska. Biscayart responde que sí, que Aníbal Fernández le dio todo su apoyo. Fin de la comunicación.

Digresión: algunos medios (el imperdible pasquín Urgente 24 entre otros) le han dado cierta repercusión a un supuesto cacerolazo contra Cristina que se desarrollaría el 26 de septiembre a las 20: 00 horas. Intuyo que en los próximos días se hablará un poco más. Lo gracioso es que lo promueve un foro de fascistas irredentos que quieren voltear al gobierno (el nombre me maravilla: http://www.argentinasequeja.com/) contando con ¡197 usuarios! Por otro lado, pero en la misma línea cibernética, impacta la cantidad de grupos de facebook con contenidos reaccionarios y que la mayoría de sus componentes sean jóvenes. Casualmente, los de odio a Cristina y Néstor o D’Elía o Hebe de Bonafini, poseen manifestaciones retrógradas (prejuicios ideológicos, raciales, etc.) mientras los oficialistas se explayan sobre cuestiones políticas (la renuncia de Cobos, la suba a las retenciones) o son meramente chistosos (un millón de firmas para que encierren a Carrió en un loquero; para que Patricia Bullrich abandone el alcohol). ¿Quiénes son los intolerantes?

Ya no me quedaron ganas de opinar sobre el balompié. Sí debo decir que “El show del fútbol”, programa de América TV que se emite los domingos a las 22 horas, es un cóctel insuperable que mezcla la polémica berreta de “Tribuna caliente”, la demagogia de “El equipo de Primera” y la costumbre de Alejandro Fantino para hablar de la defensa de Boca con la seriedad del Holocausto. Por último: la dupla Julio Ricardo-Marcelo Araujo derrapa a “troche y moche”. El primero tiene un estilo anquilosado que nunca me agradó; puede que sea una cuestión de gusto subjetivo. Ahora bien, Araujo está ciego y no se compró anteojos o directamente no sabe los nombres de los jugadores. En una misma jugada Mauro Díaz pasó a ser Buonanotte. A Lucas Orban lo empezó a nombrar a los 40 del primer tiempo. Muchas veces no se sabe quién fue el jugador que organizó una jugada o robó una pelota porque Araujo decide no informarlo. Encima matiza la transmisión con chismes y “sketches” que son una patada al estómago o, más bien, una pistola en la cabeza de la democratización del fútbol. Almeyda pide selección. El partido en sí fue rarísimo. El árbitro debió echar a tres jugadores por lo menos (Fuertes y Galmarini seguro) y el juez de línea tenía un corpiño talle 110 en los ojos. Comenzó el derrumbe del mito Fabbiani que alerté hace tiempo (mientras advertía que ganar un amistoso contra Francia no era para volverse crazy). Escribí peor que de costumbre. Perdón. Muchas gracias. Por favor, perdón y gracias.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Esto debe ser culpa de Cristina

Cuando Palermo (optimista del gol pero a punto de retirarse, reconocido por haber errado tres penales en un mismo partido y, para completar el cuadro dantesco, levantarse los pantalones dejando los muslos al aire) se convierte en la única carta ganadora de la Argentina estamos muy cerca del muere. Ahora bien, cuando al 9 de Boca (goleador mortífero, el más efectivo que vi desde que tengo uso de razón, repito, pero ya de vuelta) se le suma Schiavi, el amante de Sandra Bullock, un defensor que hizo del pelotazo y la patada artera su filosofía de vida, directamente somos el muere. Todo sigue igual, todo sigue igual de mal. Argentina fue apabullada (física y estratégicamente) de nuevo, más por limitaciones propias que por condiciones exorbitantes de su rival, esta vez un aplicado conjunto paraguayo que se achicó cuando quedó en ventaja numérica y tenía la goleada histórica servida. La sensación al ver a los amigos de Maradona es la misma que suscita el River de Gorosito: no le pueden meter un gol ni al arco iris y cualquiera les hace partido. Por suerte las fechas son de a dos, porque es tal la fuerza negativa que se ha instalado sobre los jugadores que si los partidos contra Perú y Uruguay eran en estos días no había ninguna posibilidad de llegar a Sudáfrica. Pocas veces se advierte con tal claridad que un equipo no le puede ganar a nadie. A Messi no le sale una (literalmente). Los flashes europeos del Camp Nou nos revelan la síntesis del jugador moderno (velocidad, destreza), con la celeste y blanca deambula por la cancha como uno más. Tanto es así que si no fuera por lo que aparentemente es, no podría seguir de titular. Agüero es la intrascendencia, un jugador que se pierde entre centrales enormes y que siempre parece elegir la jugada incorrecta. Verón, estacionado sobre la derecha, se dedicó a luchar e intentó con los restos de su estado físico hasta que lo expulsaron. Mascherano parece sentir la presión de ser el abanderado elegido por el diez y bajó su nivel en forma preocupante. Heinze es un animal, que además de equivocarse seguido en los pases, siempre está a punto de dejar al equipo con uno menos. Zanetti hace demasiado tiempo que no acompaña. Los nuevos no escaparon al contexto. La única verdad es la realidad: exceptuando los partidos contra Venezuela y los primeros contra Chile y Bolivia (allá lejos y hace tiempo), Argentina no pudo prevalecer con holgura sobre ningún rival y no merece clasificar directamente. Ecuador, por ejemplo, nos superó ida y vuelta, sin atenuantes. Maradona, enterado de que los mismos que lo exaltaban cual God, hoy se regodean en su evidente falta de conocimientos tácticos y su ineptitud para verbalizar sus ideas (ya sea una autocrítica, un “concepto de juego”, una indicación durante el transcurso del partido), acentúa su costado menos indicado, hablando de “huevos”, de “pelear” contra los que lo quieren crucificar, de que "no tiene miedo". Imagino que es el riesgo de vivir en una nube de pedos. El coro maradoniano, esa combinación de lamebotas, inocentes e interesados que le festejan sus peores chistes y lo hacen creer capaz de todo (“Y, es el Diego”), lo está llevando de las narices al fondo del mar. Quieren cambiar leyes para que haya una calle con su nombre. Ignoran el murmullo general que pedía a Bianchi. Ven actitud y compromiso donde no hay nada. Como sucede con Charly García (a quien sacan a pasear por América Latina en pleno proceso de rehabilitación mental), son los mismos fanáticos los que más dudan de su ídolo y necesitan que viva demostrando quién es. Y si no puede, lo “matan”, como le pasa a Glenda, la actriz del cuento de Cortázar. De esta forma, muchos se tomaron la dirección técnica de la Selección por parte de Maradona como una revancha. ¿Contra qué, contra quién? Dentro del fútbol: ¿a quién debe rendirle cuentas Diego Armando Maradona? Probablemente a su propio ego y al murmullo general que le exige ser el que salve las papas cuando los encargados de tal tarea están dentro del campo de juego y él tiene el buzo de DT. Habrá más novedades para este boletín.

domingo, 6 de septiembre de 2009

A tonga da mironga do kabuleté


Uy, nos rompieron el orto...

Con un marco espectacular (una hinchada entusiasta que “no deja, que no deja de alentar”, un estadio con tribunas lo bastante cercanas para provocar “escozor” en el rival) y un campo de juego en condiciones óptimas para que los astros que se sacrifican viajando desde el viejo continente no sean sometidos a humillaciones no aptas para sus cuentas bancarias, la Selección Argentina perdió 3 a 1 con Brasil en forma categórica, demostrando, por si hacía falta, que lo que importa en el fútbol es lo que sucede en el verde césped. Y todo lo demás es accesorio. La superioridad fue tan amplia que por momentos pareció que los “inhos” (que, ahora, además de atacar como Brasil, defienden como Italia) estaban en una práctica, pasándose la pelota con indiferencia y cierta parsimonia intrínseca a su naturaleza. Por suerte nos tienen terror (como afirma, en base a ningún argumento, el 80 por ciento de los periodistas locales) porque sino nos metían 6. El error de creer que a los mismísimos brasucas (asesinos por naturaleza) se les gana con el combustible espiritual provoca carcajadas. Por otro lado, en su expresión estática después del segundo gol, se notó que es evidente que Maradona carece de plan B. El A, por supuesto, es tener actitud, hablar, ejercitar la complicidad con Recondo y Palacios y exudar argentinidad al palo. Como si fuera poco, consecuencia de su manía de hablar de todo (acostumbrado a un séquito de imbéciles que le festejan cualquier cosa) se convierte en un esclavo de sus palabras. ¿Y con qué hay que defender lo que se dice con la boca? Según el pensador contemporáneo Indio Solari, con el culo... Pero no todo el descalabro deportivo (a excepción del 10, para cualquier D.T del mundo 3 partidos perdidos en 5 jugados es una performance negativa) es responsabilidad de Diegote. Tevez, Agüero, Messi, significantes vaciados de significado que deambulan en la cancha sin encontrar su lugar en el mundo. ¿Y por qué es Heinze el encargado de manejar los “ataques”? ¡La selección ha sido cooptada por Heinze: es el “ex presidente en funciones” del fútbol! La verdad que el “Gringo” no tiene mucho que hacer cerca del perímetro del área rival, es como si el gobierno mandara a D’Elía a negociar con La Mesa de Enlace. Los “sidieguistas” se obstinan en aclarar que siempre que Argentina jugó bien las Eliminatorias tuvo un desempeño paupérrimo en el Mundial, falacia apoyada en un hecho caprichoso de la historia: la clasificación sufrida seguida de campeonato en México 86’. Pero prestando atención al trabajo de los últimos años (era Basile incluida) puedo asegurar que, como diría Leonard Cohen, “yo he visto el futuro, hermano, y es un crimen”. No hay una idea, no hay libreto y, encima Maradona ya es un especialista en sobreproteger jugadores y desligarlos de compromiso, probablemente porque se siente más cercano al pantalón corto que al buzo de D.T. ¿Quién puede, ateniéndose a las coordenadas de la realidad y sin tener en cuenta la costumbre, afirmar que este equipo llega al Mundial? La posibilidad de no clasificar es interesante desde una perspectiva pragmática y a largo plazo. Sería un pozo bastante profundo que quizás echaría por tierra ese ego argentino que nos hace creer omnipotentes cuando en verdad hace 25 años que no salimos campeones del mundo y la mayoría de las selecciones del continente nos hacen frente. Claro que decir algo así, en un país que confunde el fútbol con el “bienestar general” y la “Patria”, es un sacrilegio. Abrazo de gol.

martes, 1 de septiembre de 2009

Corvinicosas

  • Trascendente, comprometido y, por sobre todo, a tiempo, Rodolfo Terragno dijo lo que todos estábamos esperando: "El señor George W. Bush me repugna" (¿?).
  • La iglesia, los grandes medios de comunicación, el Pro y la Coalición Cívica están en contra de la nueva ley de radiodifusión. Ahora se sumó "el campo" (opinión calificadísima sobre el tema). En las próximas horas se esperan manifestaciones similares de otros referentes del Bien como Montgomery Burns, Freddy Kreuger, Benjamin Linus, Drácula, Hannibal Lecter y Darth Vader.
  • ¿Es necesario que Enzo Pérez festeje su gol succionando su dedo pulgar derecho en tanto elabora un movimiento extraño con su mano izquierda y contornea su cuerpo en una especie de "danza rota"? Me sentí violado. Me repugnan en general los festejos elaborados: desde el perro que hace pis en el banderín (¿con qué necesidad Señor Alustiza?) hasta los gestos soberbios que decididamente merecen palizas como besar el botín o señalar el número de camiseta (¡hiciste un gol, hermano, no escribiste La Divina Comedia!) o no dejar que ninguno de los compañeros te abrace. Que vuelvan los festejos normales, genuinos, sin artificios.
  • Prueba contundente de que: 1) La sensualidad se confunde con la epilepsia; 2) Woman is the nigger of the world. ¡Dejá de mover el orto, la puta que te parió!
  • Perdón.
  • Como no quiero dejarme llevar por las primeras impresiones, voy a esperar unos días para comentar el nuevo disco de Cerati (Fuerza Natural) . Por lo pronto, luego de ofrecer una entrevista al diario Clarín y enojarse con el título de la nota (Olvídense de Soda Stereo), habría llegado a conclusiones reveladoras sobre el medio: “Digas lo que digas te van a editar para 'vender' la mierda amarilla que tienen en la cabeza". Como diría Leuco: "¿Para pensar no?". Quienes forman parte del entorno del ex Soda Stereo, afirman que en cualquier momento el músico piensa confesar que los Reyes Magos son los padres y que meterse al agua sin hacer la digestión no produce la muerte instantánea.

Dos apostillas a este post (2/09):

En primer lugar, aunque no sirva de nada, declaro mi solidaridad hacia Matías Castañeda (más conocido en el espectro bloguero como Natanael Aménabar y por ser el factótum del blog Pensamientos de emo peronista; por otro lado, es comentarista de Ilcorvino desde el primer día e incluso es el autor del diseño amarillo y rojo que ustedes ven en mi perfil) a quien el monopolio Clarín (no es joda) le ha iniciado un juicio por ser el responsable del sitio censurado http://www.quetepasaclarin.com/. Para más detalles, pueden leer lo sucedido aquí.

En segundo lugar, agradecer a Gerardo Fernández, del blog Tirando al medio, que luego de creer que formaba parte del eje del mal, leyó mi post sobre "la ley de control de medios kk" en su programa radial La bloguera, que va de lunes a viernes a las 21 hs. en Radio América. Aquí pueden escuchar el audio. Y de paso agradezco también porque hace un tiempo habían leído otro sobre el programa de Jorge Asís.